domingo, 26 de enero de 2020

El clima de la Tierra está cambiando rápidamente. Sabemos esto por las millones de observaciones realizadas, documentadas en miles de revistas y textos de investigación, y resumidas cada cierto par de años por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas. La causa más importante de ese cambio es la emisión de dióxido de carbono generado a partir de la quema de carbón, petróleo y gas natural.
El dióxido de carbono que se acumula en la atmosfera aísla la superficie de la Tierra. Actúa como una frazada calentadora que acumula calor. Esta energía aumenta la temperatura promedio de la superficie de la Tierra, calienta los océanos y derrite el hielo polar. Como consecuencia de esto, el nivel del mar aumenta y el clima cambia.
Desde 1880, luego de que los niveles de las emisiones de dióxido de carbono despegaran debido a la Revolución Industrial, la temperatura global promedio ha aumentado cerca de 0,85° Celsius. Cada una de las tres últimas décadas han sido más tibias que la década anterior a ella, y más tibias que el siglo pasado en su totalidad.
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El ártico se está calentando mucho más rápido que la temperatura global promedio. El hielo en el Océano Ártico se está derritiendo y el permafrost sufre con los deshielos. Las capas de hielo, tanto en el Ártico como en la Antártida, se están derritiendo. Los ecosistemas tanto de la tierra como del mar están cambiando. Los cambios ya observados son coherentes y consistentes con nuestro entendimiento teórico del balance energético de la Tierra y con las simulaciones extraídas de los modelos que son utilizados para entender la variabilidad del pasado, los que por su parte nos ayudan a pensar en el futuro.

Frenando el cambio climático

¿Qué le ocurriría al clima si dejáramos hoy mismo de emitir dióxido de carbono? ¿Podríamos volver al clima que experimentaron nuestros antepasados? La respuesta más simple es no. Una vez que emitimos el dióxido de carbono almacenado en los combustibles fósiles que quemamos, éste se acumula y se mueve hacia la atmósfera, los océanos, la tierra, y las plantas y animales de la biosfera. El dióxido de carbono ya emitido quedará en la atmósfera durante miles de años. Solo después de otros miles de años volverá a las rocas mediante la formación de carbonato de calcio, por ejemplo, a medida que las caparazones de los organismos marinos se asienten en el fondo del océano. Pero en segmentos de tiempo relevantes para los seres humanos, una vez que el dióxido de carbono se emite, se encontrará en nuestro medio ambiente para siempre. No se irá a ningún lado a menos que los eliminemos nosotros mismos.
Si dejáramos de emitir gases hoy mismo, igualmente no podremos ponerle punto final al calentamiento global. Existe un desfase en el aumento de la temperatura a medida que el clima absorbe todo el carbono que se encuentra en la atmósfera. Quizás luego de 40 años, el clima se estabilizará a una temperatura más alta que la que era normal para las generaciones anteriores.
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